Joan Vehí.

2007

Para la publicación dedicada al carpintero.

 

Lluís Clotet y yo comenzamos a trabajar con Joan Vehí antes de finalizar la carrera de arquitectura. A principio de los sesenta hacíamos prácticas en el estudio de Federico Correa y Alfonso Milá y uno de nuestros primeros trabajos fue colaborar en el proyecto de la casa Romeu, una obra notable y muy compleja, donde la carpintería tenía gran protagonismo. Más tarde Joan trabajó en todas nuestras obras de Cadaqués y con él aprendimos un montón sobre el comportamiento de la madera y sobre sus posibilidades.

En concreto, en varias ocasiones, hemos recordado con Lluís, la sabia observación que nos hizo en una ocasión y que nos dejó impresionados. En la sala de estar de la casa Romeu habíamos colocado unas estanterías de madera maciza fijadas, cada una de ellas, a unos gruesos perfiles metálicos empotrados en el muro. Al cabo de un tiempo, visitamos la obra y observamos, estupefactos, que los estantes de madera se habían torsionado doblando, sin aparente dificultad, los perfiles de hierro. Ante nuestra incredulidad, Joan nos dijo: “Está claro, la madera maciza es un material vivo, con los cambios de temperatura y humedad siempre se mueve, se acuerda de cuando era un árbol”.

Ésta era la sabiduría de aquellos artesanos, enamorados de su profesión, de los que lo aprendimos casi todo.