Habana, 2001

 

Producción: Arnolfo di Cambio

www.arnolfodicambio.com

Cenicero para cigarros puros. Una vez más, la solución surgió al analizar el problema. Los ceniceros convencionales no sirven convenientemente para el disfrute de un cigarro habano: son pequeños, el puro rueda y cae y, sobre todo al dejar la colilla, ésta emite un olor desagradable, amén de ofrecer un triste aspecto entre su ceniza. Por eso el Habana se compone de dos piezas idénticas, de forma alargada, que permiten el uso simultáneo para dos fumadores, donde el puro queda encajado sin peligro de caer y con suficiente espacio para su ceniza.

    Una vez acabado el puro se coloca la otra parte encima, con un encaje perfecto que sin chafarlo lo extingue y evita la emisión de olores y que la ceniza vuele. Además el cenicero puede seguir en la mesa, pues las aguas del cristal evitan ver directamente la colilla. Se trata de hacer feliz al fumador y evitar molestias a los que no lo son.