

Convent de la Missió,
Palma de Mallorca
“Bañarse era –es– una delicia, pero bañarse en brazos de mamá era el paraíso.
Y estoy segura de que Oscar también amó el mar desde la infancia: todas las grandes pasiones se establecen muy pronto (o no se establecen ya nunca), que le transmitió este amor mamá, que sintió desde la primera vez que lo sumergieron en el agua que aquel era su elemento, y que no “aprendió” a nadar (que después perfeccionara su estilo es algo distinto), porque ya sabíamos, desde antes de nacer, flotar cómodos y distendidos, y movernos en una dirección determinada”.
Extracto del texto para el catálogo “El mar, la mar, los mares: siempre el mar” por Esther Tusquets